Dicen algunas encuestas sospechosamente afines a Palacio, o por encargo,
que el candidato del mandatario está a punto de rebasar el índice de
popularidad que para las pasadas elecciones mostraba Ricardo Martinelli. Un
afable amigo de las mediciones populares me esbozó su tesis en el sentido de
que con votantes masoquistas es lógico que el auto proclamado rey de los orates
no puede perder la próxima contienda.
Veamos sus razonamientos. Señala que desde que
se encaramó la ñamería, no deja de ver a diario por televisión, las muestras de
simpatía que concitan, de uno a otro confín del país, los (des) aciertos que
proceden de la “iluminada” testa del señor Presidente. Enfatiza que esas reacciones que tarde tras
tarde repiten como manda la teoría de Goebbels, ya han calado en las mentes de
la ciudadanía.
Recuerdas lo qué pasó en Bocas del Toro
con la ley chorizo? Pregunta y se responde. Todos esos ciudadanos
que en esa región y el resto de la
geografía se levantaron contra la misma y en las calles formaron el alboroto
que produjo indígenas asesinados, niños, ancianos, mujeres y hombres impactados
con perdigones, se traducen en panameños
que pasan por alto que no fueron indemnizadas las víctimas de la represión
policial, ya perdonaron la masacre y van
a votar por el gobierno pues fueron consultados por sus “expertos”.
También respondieron, favorablemente, los colonenses que después protestaron contra las ventas de las tierras
de la Zona Libre y el secular olvido de esta provincia por parte de todas las administraciones, e igualmente
fueron victimizados con muertos y heridos, que a estas alturas no han recibido
ni disculpas ni reparación por los daños y perjuicios ocasionados Dan por
descontado que ya olvidaron todo lo ocurrido.
De igual forma esas madres de los
sectores populares de cada barrio y población, de una cantidad apreciable de
lugares que se ven reclamando agua potable que nunca llega, a pesar que se
paga cuota mensual a la autoridad del vital líquido, saben que el ungido por la
gente de lo que no es ni cambio, ni democrático, solucionará. El jefe supremo
lo tiene fríamente calculado, si por fin dota de líquido a todos los pobres de esta tierra, le quita la
posibilidad a su candidato que está ha llamado a resolver con la privatización para sus amigotes en el
próximo quinquenio. Estas mujeres, han confirmado a los encuestadores, que las
han entrevistado, opina, su disposición al perdón y al voto.
Otro tanto ocurrirá con el transporte y
los centenares de miles de trabajadores que
madrugan a las tres y no hay buses porque el negociado subsidiado por el
régimen no puede ser afectado, llegan todos los días tarde a laborar, pero eso no importa, el Metro que en otros
países se pagó con varios millones menos del costo que pagan los
contribuyentes, acabará con el problema. Esa promesa anima a mujeres y varones, a esperar con la
paciencia de Job a que la situación mejore.
Para no extendernos, las gentes que en
las ciudades terminales de Panamá y Colón están inmersas en la basura que no se
recoge, con su secuela de alimañas, malos olores y peligro de epidemias, suma
muchísimos votantes irrespetados por quienes los consideran masoquistas, que
eximen de responsabilidad a quienes suplantaron
el aparato municipal de recolección por una autoridad que ve en los
desperdicios el trampolín perfecto para saltar a las aguas de una piscina sin
fondo llena de billetes. Ellos también ven con el optimismo de los consultores, el fin de su martirio mal
oliente, cuando gane el aspirante de la enajenación mental y la corrupción. . No comparto esta posibilidad, pero no deja de
ser preocupante pues las contradicciones humanas fortalecen el concepto que dice que, en política no hay sorpresas
sino sorprendidos, de modo que todo puede suceder.
Euclides Fuentes Arroyo
ced. 7-44-677
(10
de Noviembre de 2,013).