lunes, 10 de marzo de 2014

La doble moral de los químicamente puros


Por Euclides Fuentes Arroyo

Quienes tratan en vano de justificar los crímenes de lesa humanidad del imperialismo en nombre de ese mito de unas auto proclamadas  libertad,  democracia y derechos humanos, asumen la misma doble moral de los altos prelados de la iglesia que por todos los medios a su alcance, ocultaron y protegieron a los curas pederastas que arruinaron las vidas de  niños que hasta convertirse en hombres han cargado con el bochornoso trauma inducido sobre el engaño al convencerlos  que debían aceptarlo por ser mandato del Señor.
Qué vergüenza que algunos que se dicen químicamente puros y ponderan su narcisismo intelectual, repetitivo  y falaz, vean asomos de dictadura  solo en países de nuestra América  donde sus pueblos, hastiados de ser abusados por las minorías privilegiadas que se hicieron del poder  desde el instante mismo en que desataron las coyundas del colonialismo,  ocultan y hasta aplauden que el imperio recurra a esos mismos sectores cómplices de sus delitos contra la voluntad de las mayorías.

Descargan su odio clasista  satanizando  a los gobiernos progresistas, se guarda silencio ante hechos consumados como la erradicación del analfabetismo, la atención gratuita y de calidad a los desvalidos, en materia de salud, la reducción, a niveles ínfimos, de la mortalidad infantil, el avance científico,  la prestación de mejores condiciones  laborales,  una justicia  que reconoce que  en la relación obrero patronal  la ventaja está en manos del empleador y el punto débil en el trabajador. Los esfuerzos por mejoras salariales y la dotación de viviendas decorosas frente a la avaricia de los casa tenientes, así como la política de que la tierra debe ser para quien la trabaja y no para los geófagos que la acaparan, provocan en la escatofagia  cataratas de diatribas..
No  se rechaza la insensibilidad humana de quienes destruyen costas, ríos, montañas y todo el medio ambiente para dar paso a proyectos hidroeléctricos, mineros e inmobiliarios que se traducen en cuentas millonarias para  unos pocos mientras siembran miseria, dolor y muerte para los muchos Tampoco se repudia el saqueo de los recursos naturales en las venas abiertas de América Latina como enseñó Eduardo Galeano.
No existe libertad en el país que dice ser un ícono de ella pues se priva a sus ciudadanos a viajar a una isla cercana para llenar cometidos culturales, educativos, científicos o deportivos. Imponen listados de naciones en donde, según ellos, no se respetan los derechos humanos, pero en los Estados Unidos persiste la discriminación racial contra las minorías negras, hispano parlantes y de migraciones de diversas latitudes. Todo esto lo disimula la canalla mediática que con vastas fortunas  financia sus múltiples voceros de uno a otro confín del subcontinente.
Hay odiosa virulencia contra los estadistas que protegen los patrimonios de  esos pueblos que durante una centuria favorecieron  los intereses del imperio voraz y  parasitarias clases dominantes, mientras se felicita la explotación del hombre por el hombre, se glorifica el culto al becerro de oro de quienes lucran con la hambruna colectiva, a través de las importaciones de alimentos para favorecer a sus empresas, mientras se condena a la desaparición del hombre del campo que con  trabajo y  sudor fertiliza la tierra que los produce. Todo ello en nombre de una “democracia”  excluyente y selectiva; de una libertad inexistente en donde el ciudadano común no tiene  privacidad porque los terribles mecanismos del  poder diabólico que posee la  tecnología  no lo permite.  Los teóricos de esa falacia que denominan derechos humanos no quieren reconocer, como dice la estudiante y madre venezolana Alicia Katherine Ochoa, “desde cuando los oligarcas que nos condenan al hambre y la  pobreza, y el pueblo que sufre esos males, podemos sentir y pensar lo mismo?  No existe un “alma venezolana” panameña o estadounidense, existe la conciencia revolucionaria (y en este caso también patriótica y de clase) de los trabajadores y el pueblo,  los oprimidos que luchamos por un mundo sin explotación y con justicia”.   En fin, hablan pestes de Fidel, de Chávez  y ni las mujeres como Dilma y Cristina se salvan, pero cobardemente callan los genocidios y torturas de los Bush, padre e hijo, Reagan, Nixon y el nuevo inquilino  de la Casa Blanca.

 Panamá , sábado 1º de marzo de 2,014.
 Euclides Fuentes Arroyo, ced. 7-44-677.

CINISMO MAYÚSCULO




Por Euclides Fuentes Arroyo

Apelar al justamente llamado  ministerio de colonias yanqui, es un desatino que demuestra la ignorancia de la historia de nuestra América. Claro está que a nadie, medianamente conocedor la realidad de nuestros pueblos, le sorprende que tanto el señor Ricardo Martinelli, ni sus subalternos que deben  convalidar sus arrebatos , dobleguen la cerviz ante las exigencias del imperio.
O.E.A., Olviden Ese Asunto, fue la sentencia que la dignidad de los pueblos hermanos espetaron en 1964 cuando el organismo regional creado, financiado y manipulado por Washington fue solicitado por los ingenuos que creyeron que tras el sacrificio de los patriotas masacrados por las tropas acantonadas en la antigua Zona del Canal, durante la gesta del 9 de enero y días siguientes,  podrían obtener de ese inútil organismo, alguna acción condenatoria de la criminal agresión. Desde entonces la OEA no ha servido para otra cosa que ser un desprestigiado ente subordinado a los intereses yanquis. Así lo vislumbraron varios líderes populares del continente hasta que Hugo Chávez Frías concibió la idea de reemplazar a ese monumento a la genuflexión con la Confederación de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC).
Si esa instancia ya está quemada ante la realidad de los pueblos latinoamericanos que se han dado, por la vía electoral, gobiernos dignos que decidieron no ser más cipayos de  los Estados Unidos, resulta que la sumisión del régimen que desgobierna nuestro país, se traduce en una evidencia del más repudiable y mayúsculo cinismo. Que subsistan mentalidades abyectas que no soportan vivir sin visas norteamericanas  y reaccionen airadas por las posiciones viriles y auténticamente patrióticas de exigir respeto a los principios de autodeterminación y no intervención en los asuntos internos de los estados, es por el simple hecho de que hay quienes no tienen valores, ni principios basados en el honor nacional.
Las ofensas que secularmente ha infringido el poderío yanqui a todos los pueblos avasallados por su prepotencia, no `pueden ser toleradas, y nuestro Panamá ha sido una de sus víctimas que registra el genocidio de sus compatriotas en 1989 y 90. Ese asesinato masivo  no lo puede olvidarlo nuestro pueblo, y cuando el régimen se alinea del lado de quienes procuran someter a Venezuela para que dócilmente regale su petróleo y sus minerales para satisfacer al imperio que re compensará a esa burguesía parasitaria en detrimento de una nación, hay que levantar la voz y condenar la ignominia.
Ya lo han advertido  distinguidos compatriotas. La vía interoceánica, principal recurso de nuestro país, está en peligro de ser entregada, no solamente vendida  por quienes detentan el poder a la codicia de la potencia norteña que viene por la revancha tras la reivindicación alcanzada por las luchas generacionales de este pueblo.  Estiman que como su servilismo incondicional al coloso siempre les ha resultado rentable, con esta nueva alianza podrán repartirse las dádivas que les arrojen. Hay nuevas versiones de los mal llamados próceres de 1903 y de nefastos personajes que reencarnan al Bounau Varilla de esa época con extranjeros que viajaron a Madrid,, para cumplir la misión que ocasionó el escándalo los chanchullos  de los contratos de la ampliación del  canal.
El resultado está a la vista, la OEA es un ente nulo de nulidad absoluta. Es como papel moneda falso porque ahora el organismo beligerante que velará por los intereses de los pueblos de ese continente, será CELAC conformada por gobiernos que han dejado de ser incondicionales de la Casa Blanca.  Cada día adquieren más beligerancia con la incorporación de mandatarios dignos de ser genuinos representantes de sus pueblos. El intento de socavar la cuna de Bolívar fue otro tiro más que se le sale por la culata al errado manejo de las relaciones diplomáticas de Ricardo Martinelli.