por Euclides Fuentes Arroyo
Desde hace ya varias semanas el país está
convulsionando por las intenciones del Ejecutivo de imponer, a través de un Órgano
Legislativo que desoye el mandato popular, doblegado ante el poder económico,
de un instrumento que le permita convertir en negocio de los mercachifles,
todas las actividades que constitucionalmente le corresponden a instancias del
aparato administrativo. El paro de los servicios médicos que se prolonga y
concita la adhesión de otros profesionales y vastos segmentos de la sociedad a
nivel nacional, sumado a las advertencias de ciudadanos responsables altamente
preocupados por el rumbo peligroso de la conducción del país, lejos de alertar
a los simpatizantes del despilfarro, los anima a quitarse la careta de la
demagogia para aplaudir, precisamente, el nefasto neoliberalismo que tiene al
planeta al borde del desastre.
De ningún escarmiento sirvió la masacre
del año pasado en Changuinola, ni los propósitos extravagantes de construir
costosísimos castillos en el aire, que debieron ser frenados por la presión
popular descalificadora. Tampoco los múltiples ejemplos de proyectos dirigidos
a escamotear los fondos públicos, ni las prácticas corruptas que apuntan al
beneficio exclusivo de una minoría engreída secularmente, acostumbrada a
sangrar los dineros que aporta el tributo de la mayoría de los ciudadanos, que
por desgracia son los de menores recursos.
No creemos que la poca divulgación fílmica
de las múltiples manifestaciones de los indignados de todas partes del mundo,
desde los Estados Unidos, el Medio Oriente, Europa y más recientemente América Latina, sea la causa de su miopía..
Acá la valiente juventud chilena se enfrenta a la represión de los carabineros,
remanente del pinochetismo, por el derecho a una educación que alcance a los
pobres. Hasta la estrenada Presidente del Brasil no es perdonada por su pueblo que
anhela un mejor mañana, cuando al parecer el rumbo trazado por Lula comienza a
torcerlo la blandenguería que le hace guiños al capitalismo salvaje. En otros
puntos del continente, se deja sentir esa efervescencia.
Mientras se registra la reelección de
líderes que tienen sus pies en la tierra y que en una decena de naciones
hermanas cabalgan el corcel de la sensatez que enfrenta las amenazas de los
sectores que tradicionalmente han lucrado de los recursos naturales de sus
pueblos, en México las fuerzas retrógradas con sus mermadas clientelas buscan
recurrir a conciliábulos con gente de su cofradía para detener el avance de las
mentalidades progresistas.
Pero en Panamá para demostrar la certeza
del adagio que reza que en política no hay sorpresas sino sorprendidos, quienes
creyeron que la madurez y la certeza de vivir en otro mundo más justo,.que se escapa
a los conservadores archi reaccionarios, vemos asomar las antenas de políticos extra
terrestres que alaban un sistema decadente rumbo al fracaso. Como viven en otro
satélite del espacio sideral, echan un balde de agua fría a las esperanzas de
aquellos panameños que, ingenuamente, piensan que esos elementos pueden tomar
conciencia de la realidad que vivimos. No, ellos desestiman la necesaria unidad
de los conglomerados con ascendencia sobre la masa. No creen en una alternativa
verdaderamente honesta, identificada con los verdaderos intereses de la Patria. Siguen en
la indolente onda de proteger los bolsillos de sus clanes pues creen que pueden
engañarnos con la cantinela demagógica.
Panamá
17 de Noviembre de 2,011 Euclides
Fuentes Arroyo, ced. 7-44-6777