lunes, 10 de marzo de 2014

CINISMO MAYÚSCULO




Por Euclides Fuentes Arroyo

Apelar al justamente llamado  ministerio de colonias yanqui, es un desatino que demuestra la ignorancia de la historia de nuestra América. Claro está que a nadie, medianamente conocedor la realidad de nuestros pueblos, le sorprende que tanto el señor Ricardo Martinelli, ni sus subalternos que deben  convalidar sus arrebatos , dobleguen la cerviz ante las exigencias del imperio.
O.E.A., Olviden Ese Asunto, fue la sentencia que la dignidad de los pueblos hermanos espetaron en 1964 cuando el organismo regional creado, financiado y manipulado por Washington fue solicitado por los ingenuos que creyeron que tras el sacrificio de los patriotas masacrados por las tropas acantonadas en la antigua Zona del Canal, durante la gesta del 9 de enero y días siguientes,  podrían obtener de ese inútil organismo, alguna acción condenatoria de la criminal agresión. Desde entonces la OEA no ha servido para otra cosa que ser un desprestigiado ente subordinado a los intereses yanquis. Así lo vislumbraron varios líderes populares del continente hasta que Hugo Chávez Frías concibió la idea de reemplazar a ese monumento a la genuflexión con la Confederación de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC).
Si esa instancia ya está quemada ante la realidad de los pueblos latinoamericanos que se han dado, por la vía electoral, gobiernos dignos que decidieron no ser más cipayos de  los Estados Unidos, resulta que la sumisión del régimen que desgobierna nuestro país, se traduce en una evidencia del más repudiable y mayúsculo cinismo. Que subsistan mentalidades abyectas que no soportan vivir sin visas norteamericanas  y reaccionen airadas por las posiciones viriles y auténticamente patrióticas de exigir respeto a los principios de autodeterminación y no intervención en los asuntos internos de los estados, es por el simple hecho de que hay quienes no tienen valores, ni principios basados en el honor nacional.
Las ofensas que secularmente ha infringido el poderío yanqui a todos los pueblos avasallados por su prepotencia, no `pueden ser toleradas, y nuestro Panamá ha sido una de sus víctimas que registra el genocidio de sus compatriotas en 1989 y 90. Ese asesinato masivo  no lo puede olvidarlo nuestro pueblo, y cuando el régimen se alinea del lado de quienes procuran someter a Venezuela para que dócilmente regale su petróleo y sus minerales para satisfacer al imperio que re compensará a esa burguesía parasitaria en detrimento de una nación, hay que levantar la voz y condenar la ignominia.
Ya lo han advertido  distinguidos compatriotas. La vía interoceánica, principal recurso de nuestro país, está en peligro de ser entregada, no solamente vendida  por quienes detentan el poder a la codicia de la potencia norteña que viene por la revancha tras la reivindicación alcanzada por las luchas generacionales de este pueblo.  Estiman que como su servilismo incondicional al coloso siempre les ha resultado rentable, con esta nueva alianza podrán repartirse las dádivas que les arrojen. Hay nuevas versiones de los mal llamados próceres de 1903 y de nefastos personajes que reencarnan al Bounau Varilla de esa época con extranjeros que viajaron a Madrid,, para cumplir la misión que ocasionó el escándalo los chanchullos  de los contratos de la ampliación del  canal.
El resultado está a la vista, la OEA es un ente nulo de nulidad absoluta. Es como papel moneda falso porque ahora el organismo beligerante que velará por los intereses de los pueblos de ese continente, será CELAC conformada por gobiernos que han dejado de ser incondicionales de la Casa Blanca.  Cada día adquieren más beligerancia con la incorporación de mandatarios dignos de ser genuinos representantes de sus pueblos. El intento de socavar la cuna de Bolívar fue otro tiro más que se le sale por la culata al errado manejo de las relaciones diplomáticas de Ricardo Martinelli.