miércoles, 20 de julio de 2011

CAZA BRUJAS DE AYER PRESUMEN HOY DE PATRIOTAS.


por Euclides Fuentes Arroyo

Como si la historia del sufrido istmo de Panamá arrancara a partir del golpe del 11 de octubre de 1968, agentes de la represión de las luchas populares en su momento, presumen hoy de falso patriotismo al pretender erigirse en redentores. El odio que, comprendemos, genera la frustración de no haberse perfeccionado la anexión de este país al coloso del norte, la reivindicación de la soberanía y la dignidad nacionales, producen el vano intento de convencernos que no tenemos memoria y que sólo hay registros de atropellos de parte gubernamental, del 68 para acá.

Consultados luchadores de las causas populares, con mayor edad que este humilde servidor, recuerdan que a partir del nacimiento de la República en 1903, las élites de poder, en estrecho contubernio con el gobierno norteamericano, frenaban todo avance de los hombres que se dieron a la tarea de impulsar mejores días para la clase trabajadora. Los aparatos represivos en las fuerzas policiales, de investigaciones, más los recursos económicos y humanos de transnacionales estadounidenses como la United Fruit Company y la Compañía de Fuerza y Luz, se manejaban defendiendo el interés político y económico de esos poderes.

Así las cosas, sería extenso enumerar hechos e incidentes ocurridos a todo lo largo del siglo pasado y lo que va del presente, pero bástenos aludir a dirigentes sindicales y populares que pagaron con su vida, la osadía de desafiar a los regímenes que justificaban sus abusos con el manto del macartismo, o sea la cacería de brujas, calificando como comunistas subversivos a cuanto líder estudiantil, obrero o de organizaciones sociales, se atreviera a defender sus derechos.

Vale la pena entonces citar el testimonio de un colega, cuyo nombre omitimos por razones obvias, que honra la memoria de los mártires de la lucha de los trabajadores. Desde sus grados de oficiales de la gendarmería criolla, o de inspectores del otrora Departamento Nacional de Investigaciones y sapos con enlaces en el Comando Sur del ejército estadounidense acantonado en lo que fue la zona del canal, pueden dar luces, ahora. porqué en las mazmorras de la Guardia Nacional, en Puerto Armuelles, fue salvajemente torturado y cobardemente ultimado el líder bananero Rodolfo Aguilar Delgado, y de las persecuciones e injusto encarcelamiento de otros aguerridos panameños en diferentes etapas, pues estaban en las filas de los perseguidores

Durante los trágicos sucesos de los días 9, 10 y 11 de enero de 1964, Juan Antonio Navas Pájaro, hermano del entonces Secretario General de la Federación de Estudiantes de Panamá, Luis Navas Pájaro, recibió un tiro disparado por las fuerzas norteamericanas que reprimieron la indignada manifestación de los estudiantes del Instituto Nacional, y del pueblo de Colón, cuyos alumnos y pueblo se lanzaron a las calles en solidaridad con los valientes que protestaron por el ultraje de jóvenes zonians a la enseña patria. Juan Navas viajó a Moscú, Unión Soviética, para recibir atención médica y al regresar a su país, el 31 de mayo de 1966, fue arrestado en violación de sus derechos humanos, por agentes represivos del gobierno de aquella época, torturado y asesinado por sus captores; su cadáver encontrado al día siguiente en el corredor de Colón. El director del Deni en esa ciudad confesó al respecto que "a los muchachos se les fue la mano".

El suceso enardeció al pueblo colonense que salió a protestar, lo que dio lugar a que en una escalada de tropas para contener a los manifestantes resultara muerto el estudiante Carlos Mathews y asfixiada por gas mostaza la niña Elvira Miranda.

El consejo de los "asesores" de la CIA a las autoridades fue acusar como autores de la muerte del joven Navas Pájaro, a sus allegados Félix Dixon, su propio hermano Luis y a Rolando Sterling. El aparato represivo logró quebrar a algunos para que declararan falsamente y montar la trama que luego sería profusamente divulgada a base de la histeria generada desde el poder mediático, dándole connotaciones ideológicas a un vulgar crimen político. Se lograba así proteger a los verdaderos asesinos, por un lado, y por el otro desprestigiar, buscando su decapitación, al movimiento estudiantil, sindical y popular. En su artículo inédito señala el colega antes mencionado, que para ello se contó con la complicidad de altos oficiales de la Guardia Nacional, "cuya deshonestidad, traición, antipatriotismo y cobardía, se pondría de manifiesto tras el golpe militar dos años después". Cuando fueron a juicio los acusados, "la presión popular les devolvió la libertad", añade.

El episodio es sólo uno de los que muchos que produjeron explosiones populares, tanto el 9 de enero del 64, como en otras jornadas que, a lo largo de la historia, han escrito con valor la juventud y el pueblo panameño. Estos idealistas fueron perseguidos por el anticomunismo pagado que envileció a los que ayer se prestaron para traicionar a su pueblo, defendiendo intereses estadounidenses y de una casta minoritaria detentadora del mando. Hoy, aparecen con piel de oveja preocupados por derechos humanos que no respetaban. Esto es un fragmento de verdad histórica aportado por quien jamás ha puesto ni su pluma, ni su corazón, al servicio de la potencia que ha explotado, expoliado y asesinado no sólo a parte del pueblo panameño, sino a otros pueblos del planeta.