Fue publicado este sábado 11 de Enero 2014, en el diario La prensa.
Por Euclides Fuentes Arroyo
9 de enero de 2,014 Día de la Dignidad y la Soberanía Nacionales,
decretado como homenaje a los mártires de la Patria que dieron su vida durante
la gesta de 9,10, 11 y 12 de enero de 1964. Una lucha de patriotas que desde el
Movimiento ciudadano por el
fortalecimiento de la identidad panameña, presionaron a las autoridades
nacionales para cambiar el contenido mercantilista de los días puentes que la
clase minoritaria desde el poder, ha impuesto en ocasiones de celebrarse feriados o duelos meritorios.
Interpretando el sentimiento de una
ciudadanía consciente de la deuda que tanto pueblo como gobierno teníamos con
los compatriotas inmolados y bajo el tenaz seguimiento orientado por los
encargados de impulsar el recordatorio honroso al cumplirse el cincuentenario
de dicha gesta, se hizo énfasis en la intención de la clase política ubicada en
la cúpula, de borrar de la memoria de todo un pueblo su verdadera historia. Hubo
que hacer un esfuerzo final para que la norma aludida fuera oficializada dada
la reticencia del mandatario a sancionarla.
Para quienes conocemos lo que lidiamos no
resultó una sorpresa que, ante la ingenuidad de un colega periodista preguntó,
durante los actos de este jueves, al comerciante Ricardo Martinelli, Presidente
de la República, por qué se eliminó de la cátedra educativa la materia Relaciones de Panamá con los Estados Unidos? En este
día, bautizado de la dignidad y la
soberanía, la audiencia esperaba respuestas dignas pero recibió la indignada y,
valga la redundancia, indigna respuesta de quien ocupa la silla palaciega.” Hay
que borrar ese pasado de un tiempo en que no éramos soberanos”, creo que fue
más o menos, lo que dijo. Agregó otras frases fáciles de olvidar por
desafortunadas. Balas gringas asesinaron
panameños, basura sin recoger, mucha gente sin agua potable ven morir a sus
familiares por el dengue y funcionarios del régimen se ofuscan cuando les
indagan sobre los millones para carnavales en vez de soluciones para la salud.
Y en horas de la tarde la corte presidencial le da la espalda a la clase
trabajadora en otra respuesta indigna captada por los medios audiovisuales.
Juzgue la opinión pública la reacción de
quien rige los destinos de otro de los tantos países del mundo, víctima de los
crímenes del imperio, que en vez de agigantarse en tan patriótico escenario, se
sal e por la tangente de la genuflexión a los designios de la Casa Blanca. Hay que borrar la historia,
ha reiterado pues sabe que cuenta para esa deleznable misión, en la cartera ministerial de “ni educa”, con
el concurso de la versión panameña del Tío Tom, el mismo que, desde su humilde
cabaña condenó la abolición de la esclavitud en tierras norteñas disgustado
porque ya su frágil cuerpo no seguiría siendo lastimado por el látigo
esclavista.
Para remachar este mismo día, a media
mañana, la televisión mostraba a los gendarmes del cuerpo represivo
protagonizando una escaramuza con los artistas del Kolectivo empeñados en dejar
pintado en una pared de la Avenida de los Mártires el mural alusivo al
sacrificio de la juventud panameña. Cumplían así la orden impartida y reiterada
por el tono autoritario característico de quien como émulo del tirano
nicaragüense Anastasio Somoza, cree que este país es su finca y como gamonal de
la misma pretende reescribir la historia, si el pueblo se apendeja y lo
permite.
Gracias a Dios, como decía José Martí, en
su obra La Edad de Oro: “En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro,
como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro,
hay otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se
rebelan con fuerza terrible contra los que le roban a los pueblos su libertad,
que es robarle a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres,
va un pueblo entero, va la dignidad humana”,
Panamá, 9 de enero de 2,014.
Euclides Fuentes Arroyo, ced. 7-44-677.