martes, 4 de enero de 2011

CUANDO EL ALMA DE JUDAS SE TRADUCE EN INDIGNIDAD


Por Euclides Fuentes Arroyo

      La abyección de los vende patrias es, para vergüenza de la humanidad y mácula ignominiosa en la historia de nuestra América, es el baldón que caracteriza a quienes no les basta las miles de muertes de la invasión genocida de 1989, y  ahora pretenden consumar su servilismo solicitando castigo  extraditable para los hombres dignos que empuñaron las armas en defensa de la soberanía.
     Montañas de cadáveres de hermanos panameños, saldo de la cobarde agresión perpetrada contra un pueblo inerme por el más poderoso ejército del mundo, que osaron desafiar los contados compatriotas que pusieron el corazón en desigual contienda.  Merecen no solamente el respeto, sino el agradecimiento imperecedero de hombres y mujeres que en este país estamos orgullosos de nuestra nacionalidad.
      Anatematizar a u n Pedro Miguel González o a un Gustavo Pérez porque con virilidad respondieron al ultraje, o insinuar que su gesto heroico es delito imperdonable, es la más perversa de las aberraciones de aquellos que ponderan la sumisión y el abominable acto de reptar, como único medio  en que pueden subsistir en estado de putrefacción moral. Es que acaso la grosera soldadesca que  invadió no llenó de sangre, desgracias, traumas y dolor a quienes nacieron en esta tierra?  Acaso  la vida de los panameños no vale nada en comparación con la de los que hollaron el suelo patrio?  Habrán pensado esto, un sólo segundo, los abogados del Diablo que ensayan el perdón para los genocidas y la penalización para los que se solidarizaron con los mártires?
     Desconoce la perfidia carente de principios, que en vez de columna vertebral posee ligamentos gelatinosos, y sin autoestima exhibe la  proclividad a bendecir el látigo esclavista, que esa  potencia  desprecia nuestra condición de país pequeño y subdesarrollado, así como subestima a otros pueblos hermanos.
     Sólo nos falta que se agregue a tanta vileza la introducción de una nueva norma en la Carta Magna, que determine que este gobierno decide, por sí y ante sí, declarar que Panamá reniega de su condición de nación independiente para convertirse en un “estado”, “libre asociado” del todopoderoso Estados Unidos, y en consecuencia, retorna al estatus neocolonial para deleite de un grupúsculo que se sentiría felizmente realizado en su afán anexionista para seguir viviendo mentalizado ya que el alma de Judas ,que lo atormenta desde sus raíces ,no le permite vivir en dignidad.

Panamá, 4 de enero de 2,010