*Repercusiones. En el primer programa “Anverso y Reverso” del presente año, el miércoles 5 de enero, aludimos a las acostumbradas metidas de casco de las autoridades municipales de la capital, encabezadas por el apátrida, y la desafortunada e ingrata tarea que asume, como defensor de lo que el amigo Juan Carlos Tapia califica como estupideces, el diputado ñameñista José Blandón hijo. Expresamos que la ciudadanía debe levantarse frente a una serie de acciones anunciadas para encarecer más la vida del panameño común que ya no aguanta tanta carga impositiva. Agregamos que pareciera mentira que Blandón, cuya trayectoria política le ha valido el reconocimiento de los electores de su circuito, no se da cuenta que camina sobre arenas movedizas al salir públicamente a defender lo indefendible respaldando esas imbecilidades. Tapia mostró un recuadro de La Prensa en donde claramente se demuestra que la asnada del Alcalde lo que persigue, es dotarse de un recurso millonario que todos sospechamos a donde va a parar, mediante el alza de los trámites para la circulación de vehículos. Coincide el comentarista con los conceptos de este servidor, quien además señaló que ahora cuenta con la complicidad de los representantes que, en vez de adoptar una actitud honesta y consecuente a favor de la ciudadanía, se embarcan en una aventura con ribetes de piratería que, afortunadamente, puede sepultarse con sólo acogerse a los precedentes que al respecto registran fallos de la Corte Suprema de Justicia.
*Se necesita dotar a los cónsules de bozal. Ese aparatito que le ponen a los perros rabiosos para que no muerdan, y que se conoce como bozal, debiera aplicar la Cancillería para evitar que algunos cónsules corten la goma de sus excesos etílicos, en afán de protagonismo, poniéndose delante de cámaras y micrófonos en la televisión de los países donde supuestamente trabajan. El funcionario consular que hizo el ridículo en Miami avergonzando a los panameños, no es el único. Hace ya más de un año se supo de las andanzas de otro sujeto encumbrado al rango diplomático, en un país del Caribe, que en estado de embriaguez atropelló a un ciudadano y se dio a la fuga, pero que se amparó en la inmunidad del cargo para eludir a la justicia. Si el país receptor no aplica los correctivos porque convenios internacionales se lo impiden, un gobierno que se respete, sí puede aplicar la sanción que se merece. Lo ocurrido con el pasajero de Miami evidencia que es altamente nociva para el buen nombre de nuestro país, la práctica de un amiguismo que menosprecia el sentimiento patriótico del panameño que estudia, al nombrar en posiciones tan delicadas a gente sin cultura y sin el menor aval profesional que le permita hablar sobre cosas que parecieran ser elementales en funcionarios de nivel diplomático. Valen más los vínculos del círculo de los que gobiernan, con elementos cuyo único mérito es poner nombres y negocios para garantizarse nombramientos en el servicio exterior; credenciales suficientes para entrar en la órbita de quienes sólo ven, en la cosa pública, la oportunidad para satisfacer sus desmedidas ambiciones. Para nada toman en cuenta el prestigio de la nación.
*Rompiendo el arrastrómetro. Vaya, vaya, como decía el recordado periodista Guillermo Ríos Dugan, algunos diputados del gobierno tienen una competencia feroz para que el mandamás de turno los reconozca como los más dispuestos a romper el record de primeros del arrastrómetro. Estos proponen leyes que ya están consignadas en los códigos en materia de alusiones ofensivas, injuriosas o calumniosas y en su afán por congraciarse con sus superiores ahora piden la cárcel como sanción para quienes osen escribir o manifestar el malestar ciudadano ante los abusos de los poderosos. Piden el respeto de los ciudadanos cuando ellos no se ganan ese respeto pues por mera conveniencia a sus muy particulares intereses, frecuentemente votan a favor de medidas impopulares que perjudican al pueblo que los eligió. Que no se les ocurra quitarse la camisa porque pueden serles fotografiadas las llagas de pectorales y extremidades manchadas por la sangre de las peladuras que produce el reptilismo.
*Otra reacción. En esta página hay un artículo reciente nuestro titulado “Cuando el alma de Judas se traduce en indignidad”, en donde deploramos la intención de los vende patrias que piden sanción para los panameños que se irguieron frente a los invasores a finales de la década del 80. Pues bien, una nota editorial de El Panamá América, trata de tirarle la toalla a los mal nacidos que dicen llamarse panameños, pero que añoran los grilletes imperiales, al afirmar que quienes abogan por la extradición de nacionales lo que proponen es una norma para combatir el terrorismo. Cualquier similitud con los pretextos esgrimidos por los Bush (padre e hijo) para justificar los crímenes de la política exterior estadounidense, no es mera coincidencia.
*Leyes que son letra muerta. Una de las características del gobierno del “cambio” es el de pasar por encima de las leyes que fijan requisitos para ocupar altos cargos en el engranaje de la administración pública. Si la excerta legal determina que para ejercer la medicina se necesita formación universitaria que avale esa idoneidad, no se puede nombrar como facultativo a un ingeniero agrónomo, por ejemplo. A pesar de las denuncias o recursos interpuestos por quienes señalan que se nombran en ciertos cargos personas que no llenan los requisitos para ejercerlos, el régimen insiste en desconocer la norma legal. Así las cosas nadie puede extrañarse que la educación ande como ande, ni que la protección ambiental no sea más que un recurso retórico. Pero hilando delgado, creemos que no sólo es responsable quien nombra, sino también el nombrado. Un profesional que se respete lo primero que debe decirle a un gobernante es, Sr. Mandante, le agradezco su intención pero nómbreme para servir en una posición acorde con mi idoneidad; yo soy abogado, y como tal puedo funcionar, pero no me degrade al designarme asesor de un alcalde y mucho menos si como dice es un zoquete.
*Los panameñistas no quieren pasar como congos, ni pendejos. En los primeros días de enero, en este blog, escribí un artículo que titulé “Laxante que sanea al PRD y…. son congos los panameñistas? Me refería a la compradera de diputados y representantes para pasarlos a las filas del partido de la ñamería y concluía que para arnulfistas de vieja data resultaba indignante que quienes lideran ese colectivo declararan sonrientes que los propósitos reeleccionistas no eran ciertos y que esa actitud se veía como la de admitir pasiva y sumisamente que no quieren ser cabeza de león sino seguir siendo cola de ratón. Pues bien parece que ante tantas advertencias los dirigentes del ñameñismo reaccionaron y le ganaron el primer asalto del combate a los que tiraron la especie como parte de la estrategia, o cortina de humo, para silenciar los devastadores efectos de las filtraciones de wilkileaks, que aunque lo nieguen se trata de datos aportados por los propios estadounidenses y no meros inventos del periodista ahora perseguido y hasta imputado como terrorista por dos damas vinculadas a la agencia central de espionaje (CIA) que se valieron del ardid de aparentar ejercer el oficio más viejo del mundo para seducir a Julián Assange. Pero el golpe de morcillera a las aspiraciones del Pacha parece que lo tiene preparado La Doña, pues asegura que este no sube la loma pues duda que gane las primarias. Si por el PRD llueve en materia de serruchos y sierras, en el panameñismo no escampa. *No al atraco de la compra de corredores. Se anuncia la posposición de la firma que materializará un rudo golpe a los fondos de la Caja de Seguro Social, que representa la compra de los famosos corredores por una suma astronómica, cuando costaría mucho menos construirlos nuevos, según los expertos en la materia. Si esto es así es procedente que las organizaciones civiles y populares intensifiquen de inmediato su rechazo a este absurdo que sólo beneficia a quienes intentan acabar con el país a base de negociados. Una presión tenaz puede obligar a revocar tan nefasta intención.
HASTA CUANDO SEÑORES DE TELEMETRO: El 9 de enero de 1964 es una fecha histórica que impone respeto a nuestros mártires caídos en defensa de los principios de soberanía, integridad territorial y dignidad nacional. Repetidamente escuchamos a presentadores de Telemetro referirse a la Avenida que honra sus nombres, como “la 4 de julio”. Parece mentira que quienes tienen el mando de la información en ese medio, ignoren que inmediatamente después de los aciagos sucesos, el Concejo del Distrito Capital decretó, por unanimidad, borrar esa ignominia, producto de la mentalidad lacayuna de comunas anteriores, y bautizarla como Avenida de los Mártires. Por cuestiones como estas es que muchas personas, medianamente cultas en este país, opinan que la educación está por el piso y que hay mucha gente que no alcanza ni siquiera el nivel parvulario en lo que a conocimiento de la historia patria se refiere.
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