domingo, 17 de agosto de 2014

QUIEN TRAICIONA UNA VEZ REPITE Y QUIEN ESTAFA AL PUEBLO , IGUAL.


 

Por Euclides Fuentes Arroyo

En el siglo pasado, un par de años antes de la invasión genocida de diciembre de 1989, las elecciones, como en todas las épocas, parieron la incursión de células malignas que han enfermado el organismo legislativo. Estas  se han venido perpetuando gracias a los vicios del sistema, diseñado para  políticos sin moral,  divorciados de sensibilidad  humana. Son los que se endulzan  con  el poder aunque tiren por la borda la dignidad, porque el fin justifica los medios.

En esos tiempos el querido y recordado compañero Baltazar Aizpurúa (Q.E.P.D.) y este servidor, manteníamos un programa de opinión en una  emisora de la capital con alcance hacia toda la geografía nacional. En tiempo electoral algunos candidatos procuraron la divulgación de sus aspiraciones a través de las consabidas cuñas de campaña. Eso nos permitió aprender la calidad de la gente decente y la miseria humana de los que trillan por la senda antisocial  proclives al dolo. Ejemplo de integridad, seriedad y bonhomía, vale destacarlo, nos dio el amigo abogado Oydén Ortega, quien resultó favorecido por el voto consciente de una ciudadanía que supo elegir entre corrupción y delincuencia. Al formalizar el trato de publicidad, que por razones prácticas imponía el pago por adelantado, para dar cumplimiento a las exigencias de la empresa transmisora dueña de la radio, Oydén  hizo efectivo el mismo sin dilación alguna

No tuvimos la misma suerte cuando otro aspirante, carente de las virtudes del primero,  demostró características totalmente opuestas, con la práctica que ensayan los fenicios, Rebuscó subterfugios para eludir el pago, con la promesa de hacerlo al término del torneo. , Como suele suceder, el electorado de su circuito, estafado por las falsas especulaciones habituales en la verborrea de maleantes, lo premió con la curul. El sujeto de marras  jamás  quiso honrar su palabra, Transcurridas todas estas décadas la deuda siguió  pendiente, pero claro está que la impunidad de que se reviste a quienes traicionan y estafan al pueblo que los reelige, seguramente le  aconseja  que el asunto está  prescrito.

Es una lástima que las mujeres y hombres que valoran la justicia y la honestidad, se dejen engañar por cantos de sirenas, unos, mientras que otros, por necesidad, son  arrastrados por  la corriente de la desesperación, y caigan en la contradicción de favorecer a los que solo pueden alcanzar beligerancia  mediante la trapisonda y la compra venta de conciencias  Quien traiciona una vez, traiciona otras  tantas veces e igualmente, quien estafa al electorado una vez, repite cínicamente su imperdonable crimen.

Euclides Fuentes Arroyo, ced. 7-444-677. Panamá 12 de agosto de 2,014.