Por Euclides Fuentes Arroyo
Elevamos a la atención del Excelentísimo
Señor Juan Carlos Varela, Presidente de la República, el clamor de mujeres, ancianos, la niñez y los hombres de
Herrera y Los Santos, por el crimen que contra la vida y la naturaleza en la
región de Azuero, vienen perpetrando, desde hace varios años atrás, los
intereses y la avaricia e indolencia
que está denunciando el diario La Prensa desde el
pasado fin de julio y ha continuado en agosto con varios trabajos
investigativos de la periodista Mary Triny Zea. En
su valiente exposición se ha ilustrado con datos emanados de las autoridades
respectivas, que dos familias vinculadas al ex mandatario recién defenestrado
del poder por la voluntad popular, Martinelli y Virzi, son los beneficiarios de
una leonina concesión que la burocracia de organismos gubernamentales diseñados
para salvaguardar el medio ambiente, otorgatron al amparo de otro de los tantos
abusos cometidos por quienes asumieron que la geografía panameña era una finca
privada donde pueden hacer y deshacer a su antojo.
La ciudadanía, en todos los rincones del
país, ha expresado sus expectativas porque la nueva administración cumpla su
promesa de enmendar los entuertos que,
como nefasta herencia, dejó el último inquilino de Palacio, irresponsable
inventor de oligopolios. Pero
paradójicamente es en la región de donde es oriundo el jefe de Estado, en donde
salen a relucir las criminales consecuencias de negocios depredadores del medio
ambiente que colocan al borde de la tragedia la coexistencia de miles de ciudadanos
residentes en las zonas afectadas.
Los desastres ocasionados a las tierras y
bosques por la minería en Cerro Quema y La Pitaloza no son hechos recientes,
sino harto conocidos desde el momento mismo en que se otorgó la concesión, pues el Frente Santeño contra la
Minería, encabezado por honestos
profesionales ha divulgado dicha felonía. Más recientemente, plaguicidas
prohibidos en otras latitudes empleados por una empresa ligada a la
inconstitucional trapisonda ordenada por el empresario presidente promotor del
etanol obligatorio en la gasolina de todos los vehículos a motor para engordar
las cuentas bancarias de sus familias, produjeron la crisis del agua potable en
el río La Villa. Lo más grave es,
señores del gobierno, que la sociedad no deriva utilidades de estos proyectos,
pues los dueños del negocio se llevan millones de dólares y lo
que pagan en impuestos equivale a media
docena de cascaritas de huevos. Peor aún no generan beneficio alguno para los
moradores de las áreas devastadas, todo lo contrario, se trata de algo que
causa más males que bienes y eso lo corrobora la realidad que se observa en
todas partes del continente en donde hay minería y cultivos de etanol.
El interés social está por encima del
individual, es decir, las ganancias que se procuran elementos sin conciencia
que no se detienen ante los daños y perjuicio s que causan a sus
congéneres. En sus manos está pues, Señor
Presidente, detener a tiempo esta nueva modalidad de genocidio y destrucción de
la naturaleza, de la cual los únicos
gananciosos son los niños mimados de las familias denunciadas por el diario
mencionado. La esperanza es lo último
que se pierde, dicen nuestros abuelos. Ojalá no nos defraude, señor Presidente.
Panamá 3 de agosto de 2,014. Euclides
Fuentes Arroyo, ced.7-44-677 (texto corregido del original enviado con fecha
del pasado mes de julio).