por Euclides Fuentes Arroyo
Triste espectáculo presencia este sufrido
pueblo con el panorama electoral que se avecina, en donde se registran como
aspirantes a los puestos de elección popular a la crema y nata de la indolencia
y la corrupción.
Desde la pretensión de políticos quemados en
el fuego del desprecio, por su complicidad con el asesinato de víctimas
inocentes, que cínicamente adoptan el criterio desalmado de absolver e indultar
el terrorismo bueno que hizo estallar un avión en Barbados, y condenar como
malo el también criminal cuasi genocidio de las torres gemelas en Nueva York,
hasta avalar doble postulación de diputados, alcaldes y representantes, más
conocidos por sus fechorías que por logros a favor de sus electores.
Se trata de una burla a la sociedad, y una
vergüenza para un conglomerado que vive este sainete de mal gusto que califican
de "democracia". Se han acomodado las reglas del juego para mantener
el status quo de la inmoralidad. Aspiran al Palacio semi analfabetos,
empresarios reñidos con las normas laborales en provincias norte fronterizas,
tránsfugas de partidos de gobierno y de oposición, sin más credenciales que su
carencia de dignidad y la venta de su conciencia prostituida por las mieles del
enriquecimiento ilícito. La venalidad que bendice desde las alturas la impunidad,
se apresta a darle otro vil zarpazo a las esperanzas de las masas irredentas.
No faltan los bufones que insultan la
inteligencia de sus conciudadanos y se pavonean con desparpajo de su ignominia.
Las más sensatas voces de la gente de
bien plantean, insistentemente, la necesidad de un nuevo instrumento jurídico
que corrija el rumbo hacia el despeñadero. Para ejercer la administración
pública y privada se obliga a la calificación académica en la mayoría de los
casos. Para desempeñarse en sensibles cargos que tienen que ver con el
bienestar ciudadano, los promotores de la mediocridad que subyuga al pueblo,
eximen de nivel educativo y de probidad, a aquellos que procuran el favor de
los votantes. Esto es, a todas luces, muy injusto.
Pero no solo en política hay aspiraciones
vergonzosas. Los mismos elementos que se agitan en el partidismo proliferan en
el deporte para hundirlo más. Ahora estrenan el trueque de la dirigencia de
federaciones para endosarla a empresarios favorecidos con contratos millonarios
que se traducen en aportaciones para facciones oficialistas y opositoras.
El clamor de la ciudadanía sensata se
está dejando sentir. Frente a tanta maledicencia las organizaciones sociales
con visual más clara que la deshumanizada minoría que succiona las arcas
públicas, están formulando la advertencia de una inevitable explosión social,
si a tiempo no desactivamos la espoleta de la indignación generalizada.
Panamá 16 de agosto de 2,012. Euclides
Fuentes Arroyo, ced. 7-44-677 .-