APARIENCIA
CRISTIANA, MERA HIPOCRESIA
por Euclides Fuentes Arroyo
Nunca antes, en mis setenta años de
existencia, había percibido tanta indolencia hacia nuestros hermanos en Cristo
como las que ha registrado en un año por parte de quienes en nombre de Dios, de
la iglesia y de la fe cristiana juegan con estos conceptos y hacen gala de su
insultante opulencia. Menos presenciar el irrespeto de farsantes metidos a
apóstoles para continuar sometiendo la ingenuidad de gente que de buena fe
abraza esperanzas.
Notas de prensa han dado cuenta de funcionarios
gubernamentales que ejecutaron lanzamientos de panameños que en extrema pobreza
fueron condenados a pasar las fiestas navideñas sin techo que los cobije; otros
fueron dejados cesantes de su trabajo tanto en el sector público, como en la
empresa privada, como aguinaldo anticipado en vísperas de la tradicional
celebración
Lo más deleznable del caso es que en los
despidos de los compatriotas víctimas de las represalias del enanismo político
partidista de quienes detentan el poder, ese inhumano y anti cristiano acto, se
festina como si se tratara de algo que magnifica la calidad de los victimarios
dentro del complejo espectro de este sistema corrupto y corruptor.
Los ejecutores de tanta perversidad no
toman en cuenta la condición humilde de los afectados y, en muchos casos,
tampoco el grado de parentesco de aquellos a quienes imponen castigo y sufrimiento,
mientras vociferan pregones de paz y fraternidad arropados por una moral
religiosa en la que no creen. Falsos profetas que con el libro sagrado
impregnado del mal olor de sus axilas, abusan de la divina "palabra"
para lanzar anatemas contra quienes osen, como Jesucristo, degustar el vino que
consagró en la última cena.
Creo que hace falta que la alta jerarquía
profundice más en sus mensajes sobre los verdaderos valores y principios éticos
que toda religión inculca para hacer de mujeres y hombres ciudadanos con alto
contenido de solidaridad y sensibilidad humanas. Que aquellos que por sus
recursos obtenidos por la gracia de Dios y/o el sudor de sus trabajadores,
tomen conciencia que los bienes materiales que disfrutan en la vida terrenal y
que los hace sentirse prepotentes, soberbios e indolentes, no los disfrutarán
cuando al final del camino escojan entre la tumba fría o el ardiente clima de
la incineración. Así desaparecería tanto elemento que constantemente se la pasa
a Dios rogando y con el mazo dando. Perdónalos Señor, porque pretenden elevar
la hipocresía al grado de virtud.
Panamá 10 de enero de 2,012. Euclides Fuentes Arroyo, ced 7-44-677