I
NVITACION
A LA PEREZA
INTELECTUAL
por Euclides Fuentes Arroyo
Recibo a veces las críticas que me formulan lectores de la página
que publico a través de internet, en el sentido de que les resultan "muy
largos" algunos de mis artículos. En la mayoría de los casos acepto que
quizás tienen razón porque, en el mundo acelerado en que vivimos, mucha gente
deja de leer periódicos de tamaño standard al preferir la brevedad de los
tabloides; por ello ese formato se adoptó en la mayoría de los países desde
mediados del siglo pasado.
Admito como bien intencionadas las mismas,
pero al mismo tiempo reconocemos que la prisa es el compañero inseparable de
los humanos que vivimos en estos tiempos. Si la vía cibernética y los otros
adelantos de la tecnología actual han aprisionado al extremo, a hombres y
mujeres que no se separan de las computadoras, y hasta el apetito sexual
pierden por estar apegados al chateo de sus celulares black-berry, negarle a
los que mantienen avidez por conocer el mundo de luces que les ofrecen estos
medios, sería algo así como una invitación a la pereza intelectual.
Cuando escribimos un artículo que
sobrepasa los límites que imponen los diarios para las colaboraciones, entonces
la alternativa es insertarlo en los blogs para que aquellos, que no soportan más
de cuatro líneas, tengan la opción de leerlo o ignorarlo. Cuando interesan los
conocimientos históricos, sociales, científicos, económicos, políticos o de
cualquier otra disciplina, siempre habrá quien encuentre el espacio temporal
para introducirse en el tema o simplemente, desestimarlo.
Las preocupaciones de los habitantes de un
universo, que cada día ve más cercano el final de su existencia, por el
desacato de todas las advertencias que durante muchísimos años señalan los
científicos por la destrucción que de su entorno realiza - incontenible e
irresponsablemente- el mismo hombre, obligan a profundizar en el conocimiento
de esta realidad. Desde el punto de vista de la historia, no pueden soslayarse
hechos que deliberadamente se ocultan a los pueblos por quienes premunidos de
su control del poder mediático la han escrito a su modo y conveniencia.
Lo cierto que la tesis sobre la brevedad
de los escritos, como regla general no es aceptable cuando vemos que en sitios
como Rebelión y otros, que profundizan en los temas candentes de la actualidad,
se les da cabida a sesudos trabajos de expertos en la problemática social que
aquejan a la gente humilde en todas partes y que son tratados con una óptica
sinceramente humanista. No puede ser que mientras niños, mujeres, adultos y
ancianos padecen los rigores de la injusticia social guardemos silencio frente
al desprecio, los abusos y la explotación de esta hermandad por parte de
quienes ven en ella caldo de cultivo para su codicia a través del prisma del
comercio despiadado y brutal donde la alimentación, la salud, la educación y
hasta la información se manejan con criterio despiadadamente comercial.
Si la gente que escribe se ciñera a los
criterios de la publicidad, dirigida al consumidor para que no sea un ente
pensante sino un cliente, esclavo de esa parte de la sociedad que vive de la
explotación de las frivolidades y debilidades humanas, ya hubiesen dejado de
leerse las grandes obras literarias surgidas de las mentes de insignes
pensadores. Afortunadamente mi formación periodística, adquirida desde que muy
joven ingresé a la profesión, me educó en la capacidad de síntesis que demanda
del periodista, la radio, televisión y prensa escrita en donde se adapta uno al
formato del diario de gran tamaño, o a la reducida plana del rotativo de menor
dimensión. Así las cosas dejo al libre albedrío de los editores las
colaboraciones que envío, las cuales trato siempre de ajustarlas al espacio
exigido, aunque a veces la excusa para no publicarlas sirva como pretexto el asunto de su longitud. En todo
caso esas limitaciones le dan un valor potencial a lo que se deja escrito para
la posterioridad y, además, la posibilidad de que los interesados por un tema
específico, puedan encontrarlo en internet con sólo introducirse en la página
de euclidesfuentesarroyo.blogspot.com.
Panamá 17 de Noviembre de 2,011.