jueves, 9 de septiembre de 2010

HABLEMOS DE HUMANIDAD


En Níger país africano con vastos territorios desérticos, cunde el hambre de humanos y animales, e igualmente la misma situación se da en otros puntos del continente negro, mientras en el sur de nuestra América el frío empuña la guadaña que priva de su existencia a los más desvalidos y nuestra turística provincia de Bocas del Toro, sufre las consecuencias de una masacre que ha privado de la vida a muchos ciudadanos cegados por los impactos de los perdigones; esto último algo que en Panamá muchos creyeron que no podía ser ejecutado por el gobierno de las promesas incumplidas.


José Martí, el apóstol de la independencia latinoamericana, dijo que “ningún dolor humano nos es ajeno”. Basados en esa premisa no podemos silenciar nuestra voz cuando en alarde despreciativo a nuestros hermanos de todo el mundo, presenciamos los abusos de las minorías privilegiadas que, montadas en el potro del poder, pretenden seguir cabalgando, como históricamente lo han hecho, sobre el sufrimiento y la expoliación de sus conciudadanos.

Un hermano entrañable considerado así por encima del calificativo de amigo, no aprueba mi versificación porque prefiere la prosa. Quiero complacerlo precisamente porque se trata de un humano ejemplar que a pesar de sus limitaciones como empresario adinerado, en la práctica demuestra que es necesaria la toma de conciencia de que nuestro paso por la vida no está en la simple satisfacción egoísta de nuestra calidad de vida, sino en compartir con el prójimo alegrías y tristezas.

Es cierto que la caridad no va a resolver los problemas de los desafortunados, pero también es cierto que la preocupación, verdaderamente cristiana, por nuestros hermanos carentes de fortuna, que se traduce en solidaridad con sus dolores, es un paliativo que refleja la grandeza de nuestra condición de seres humanos.

Mientras hay mentalidades que sólo piensan acrecentar sus fortunas pisoteando los más elementales derechos del individuo, desconociendo que los humildes tienen que alimentarse y en base a esa necesidad especulan elevando el costo de los alimentos, habrá siempre elementos conscientes que no aprueban los desmanes abusivos de los que se enriquecen a costa de la depauperación de sus semejantes.

Mientras hay patronos que blanden sobre sus empleados el garrote vil de la explotación y el maltrato, habrá otros que saben compartir con quienes les permiten acrecentar sus riquezas, los beneficios de una actividad de doble vía, es decir, trabajo y capital.

Se trata nada más y nada menos, que asumir conscientemente el papel que cada cual tiene que jugar, para mantener el clima de armonía que garantice la supervivencia de los que tienen la sartén por el mango y los que con sus manos laboriosas producen el pan nuestro de cada día. Este mensaje realmente sincero, tiene la posibilidad de ser asimilado por mentes dotadas de la inteligencia que Dios le otorgó a algunos congéneres, o desestimado por aquellos oscurecidos por la soberbia prepotente que fuerzas malignas y oscuras han predestinado a pertenecer al bando de los deshumanizados.

Panamá 26 de julio de 2,010