lunes, 13 de septiembre de 2010

SIGUE LA CAMPAÑA DEMAGOGICA

Tienen razón muchos comentaristas políticos cuando señalan que el Presidente Ricardo Martinelli, no está compenetrado realmente, o no quiere aceptar, que las apariciones y declaraciones públicas como mandatario pareciera hacerlas a título de aspirante y no como jefe de gobierno. Treparse a una maquinaria de equipo pesado,”lucirse” a la usanza de participante de evento ferial, o subestimar la estatura de dirigentes sindicales que se han esmerado para superarse académica y profesionalmente, son evidencias de lo anotado arriba.


El último desplante que revela que, aunque quiere aparecer ante la sociedad como elemento conocedor de actitudes o frases del populacho, no logra calar en la opinión pública, fue la de insinuar que Saúl Méndez es un sindicalista blandengue al calificarlo como “bola suave”, en alusión al deporte más popular del país en lo que a su práctica se refiere. Los que en su vida de adolescencia o adulta alguna vez ha jugado “softball”, o bola suave, reaccionaron enseguida ante este yerro del multimillonario. Si bien es cierto en las ligas recreativas no se exige dominar el lanzamiento debajo del brazo conocido como molinete, en los torneos competitivos a nivel nacional e internacional, esa modalidad del pitcheo requiere del tirador una velocidad pasmosa casi al nivel de quien lanza béisbol. No sabe el señor Martinelli que esa pelota, de suave nada más tiene la denominación. Si lo quieren comprobar el mandamás, o sus asesores, sólo vean por la televisión por cable los partidos de bola suave femenina que transmiten desde Estados Unidos o en certámenes regionales, para que observen que estas mujeres lanzan la pelota a una velocidad de más de 80 y 83 kms.(o millas) por hora. Si se trata de varones, lógicamente, la misma sube esos niveles.

Sobreestimar los poderes de gobernar disminuyendo a un amplio sector, representativo de las mayorías populares, como parte de la demagógica continuación de una campaña electoral perteneciente al pasado, es un craso error que la realidad nacional demostrará más temprano que tarde en el inmediato devenir. Amanecerá y veremos.



ALEGRIA DE CABALLO CAPADO.


Sumar alborozo por el transfuguismo partidista de oportunistas comprados por la apabullante fuerza del vil metal, o a cambio de garantizar impunidad por desfalcos o delitos contra el erario del pueblo contribuyente que con sus impuestos sostiene el aparato burocrático del Estado, es como dicen en un hermano pueblo del Caribe, “alegría de caballo capado”.

La supuesta experiencia que muchos políticos dizque conocedores de la idiosincracia popular, es nula al alentar ambiciones de perpetuarse al mando de las instituciones republicanas. Nada hay más frágil, ni más voluble que las masas en un pueblo acostumbrado a sobrevivir de la política y los políticos. Quien crea que el funcionariado público es un cheque pagadero al portador, se equivoca de plano a plano. El clientelismo no funciona a la hora de la verdd..

Las derrotas derivadas del voto castigo en los últimos años, al pasar el pueblo factura por promesas incumplidas, expectativas in satisfechas y por mentiras repetidas, no sirven de escarmiento a las tozudas mentes de los profesionales del engaño. Vienen a nuestra mente las expresiones escuchadas durante cualquier cantidad de campañas electorales que nos ha tocado vivir. “Coge la plata, bébete el seco, ponte el sweter y la gorra que te den, móntate en el bus y echa tu paseo, pero cuando estás en esa urna, recuerda que el voto es secreto y dáselo a quien te dé la gana”, es la consigna juega vivo de un conglomerado que, a estas alturas del partido, no cree en cantos de sirena, ni en cuentos de pajaritos preñados. No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír, de manera que el que se quiere auto engañar creyendo que

la compra de conciencias es el método inmoral para supervivir y vencer, como modus operandi de un sistema agotado en mares de corrupción y burla al pueblo. Pero dará al mismo la razón para responderle a quienes no aprenderán, jamás, a conducirse con apego a los valores de dignidad, honestidad, respeto y virtudes, de una ciudadanía silenciosa pero mayoritaria. Aquellos que piensan, como decían nuestros abuelos, que todavía estamos en la era en que los perros se amarraban con longanizas, sólo vale decirles que….sigan durmiendo de ese lado!

Panamá 14 de septiembre de 2,010.