jueves, 23 de septiembre de 2010

POPURRÍ INFORMATIVO


             Cinismo
  • En la edición del Panamá América, del miércoles 22, la columna de primera plana El Pulso de Panamá dice en su glosa final, al referirse a los dineros que maneja la Presidencia de la República: “Durante la pasada administración se avanzó, al menos, en la publicación dada a esas partidas. Lo que no debemos es permitir que se haya pasado de la cultura del secretismo, a la del cinismo”.
  • Pero a pesar del secretismo, los medios, en aras de la verdad, hurgan donde pueden encontrarla y han puesto al descubierto las escandalosas compras de autos lujosos que pueden justificar las personas adineradas porque se trata de adquisiciones de carácter privado, muy personal. Pero los recursos del Estado, para uso de los servidores públicos, no pueden festinarse de la manera tan alegre como lo hacen altos personeros del régimen.
Carnaval multimillonario
  •  El pueblo mira impotente como se despilfarra, en un carnaval multimillonario, la plata del presupuesto por parte de entidades de velar por su salud, como el Ministerio respectivo y la Caja de Seguro Social. Los jubilados, pensionados y usuarios de la seguridad colectiva no encuentran los más elementales medicamentos; en muchos hospitales y centros de salud faltan equipos, y en otros no hay ni ambulancias, pero los todopoderosos jefes de estas instituciones, en burla e irrespeto desmesurados a la sociedad, derrochan consumismo injustificable.
  • El mandatario sembró la impresión, en su inacabable campaña electorera, ahora ensayada en todas las manifestaciones de su quehacer, que en este país abunda el dinero y que por eso son correctos e incensurables los desembolsos que hacen  sus funcionarios con tales fastuosos gastos. Hay plata para todo,  pero no hay para satisfacer las demandas de los jubilados que reclaman que aquellos que devengan de mil dólares para abajo deben recibir, ya, la suma prometida, de cincuenta ultradelgados dólares. La canasta básica subió gracias a la obligatoriedad del pago de nuevas cargas tributarias que pesan como toneladas de plomo sobre las espaldas de los que menos tienen. El multimillonario de los super puede bajarla, pero le falta voluntad y sensibilidad humana lo que revela esencia demagógica.
  • Como decíamos hace casi un año, en un artículo escrito cuando apenas se habían cumplido los cien días de Martinelli laa consigna de la propaganda electorera, aludiendo a la danza de los millones en corrupción que se le atribuyen a gobiernos pasados, nos obligarán a llegar a la conclusión que cuando el señor de las alturas palaciegas, termine su período constataremos que entraron millonarios y saldrán super-multi millonarios. A fin de cuentas, como siempre, los ricos más ricos y los pobres muchísimo más pobres.
  • La familia deportiva está de plácemes por la designación, al frente del Instituto de Deportes, del Ingeniero Rubén Cárdenas hijo. Se trata no solamente de un profesional de sólida formación, sino de un deportista a carta cabal. Lo conocimos de niño acompañando a su padre, Profesor de Educación Física y Deportes, de larga trayectoria en el fútbol, modalidad que le corre por las venas. Vinculado a la dirigencia del Club Deportivo Alianza, consignamos que acertó el gobierno con un nombramiento que esta vez recae en elemento de probada idoneidad. Por la parte maternal los hermanos Pasco, se les conoce como ciudadanos laboriosos y buena gente. Éxito en su gestión le deseamos al joven Rubén Cárdenas.
  • El Código de Trabajo si bien rige para la empresa privada, por analogía debe ser aplicado a nivel de la administración pública. Es absolutamente deplorable que una directora municipal de Colón, de por sí y ante sí, desmejore a un trabajador subalterno asignándole labores de machetero limpiador de herbazales siendo este  coordinador deportivo. Las escenas vistas por televisión, del mencionado empleado que se encadenó para protestar, debiera ser motivo de sanción ejemplar por parte de las máximas autoridades del distrito atlántico. La norma laboral vigente señala que no se puede degradar a ningún trabajador, y esto vale para todos, porque los ciudadanos al servicio de una entidad pública no son nativos de Marte, ni de ninguna otra parte y la ignorancia de la ley no exime de culpa.
Saúl primera víctima de no derogatoria.
  • A pesar del clamor popular generalizado, y en especial de las mayorías trabajadoras, advirtiendo sobre la necesidad de derogar la ley chorizo para darle visos de seriedad al diálogo surgido tras la masacre de Changuinola, el dirigente sindical Saúl Méndez, se convirtió el domingo 19 en su primera víctima. Alguien en Migración, más realista que el rey, se le ocurrió impedir su salida del país a cumplimentar un compromiso inherente a su cargo directivo. Le aplicaron el contenido del mamotreto jurídico destinado a cercenar derechos adquiridos hace ya muchos años por los obreros de este maltratado pueblo. Más tarde sacaron la pata que habían metido y le dejaron viajar.
  • El diferendo entre el diputado Sergio Gálvez y el alcalde capitalino cobró este jueves ribetes de mayor seriedad cuando el primero declaró a los medios que lo considera su amigo, y le advierte que lo que intenta es evitar que termine en la cárcel con manos y pies engrilletados. Aunque ese temor a todo mundo parece infundado porque con lo acontecido , recientemente, con otro individuo y los mismos señalamientos de corrupción, y tendencia a distraerse con fondos públicos, hay la convicción que en este gobierno tienen patente de corso para seguir disfrutando de impunidad.
  • Tiene mucha tarea el zar anticorrupción, quien se parece a los tres monitos que no oyen, no ven, ni hablan, cuando se trata de los copartidarios de la famosa alianza pegada con saliva. Cada vez que los periodistas de medios escritos han tratado de contactarlo telefónicamente, el personaje no responde. Si lo hace es para eludir. Lo curioso es que la fobia contra sus perseguidos se produce después que, en la administración anterior, fueron destacados elementos de esa colectividad partidista, los que influyeron para que lo premiaran, conociéndolo bien, con cargo consular para abultarle su cuenta bancaria.